Juntas Frente Al Peligro {Abbey S. Fossëway}

No se como acabé en el bosque prohibido dándole patadas a todo lo que encontraba, porque así era como me desahogaba, rompiendo cosas, podía parecer una cria de 5 años haciendo esto pero no podía hacer otra cosa.

Pronto anocheció y salió la luna, una de las pocas cosas que me gustaba de aquel bosque era que encontrabas soledad cuando la necesitabas, era un sitio algo tétrico, con todas esas ramas que cuando les daba cualquier tipo de luz parecían pequeños monstruitos, había muchas piedras que dificultaban el camino junto con troncos caídos de árboles.

De pronto oí un ruido de entre los arbustos, me giré rapidamente con la varita en la mano, el ruido provenía de los arbustos, según me iba acercando me ponía más nerviosa, en aquel bosque podía salirte cualquier cosa de entre las plantas, si es que a los matojos secos que había se les podían llamar plantas, el arbusto se movió y de él salió un pequeño duende que se fue rapidamente, "Estás Paranoica" me dije a mi misma.

Me senté en un tronco que había en el suelo y con la varita provoqué una pequeña hoguera en unas ramitas que previamente habia dispuesto en un montón, me levanté y rodeé la hoguera con piedras por precaución, pronto empezó a hacer menos frío.
Entreví una figura en los árboles y agarré la varita del bolsillo de mi jersey, un ruido más hizo que me pusiese de pie de un salto -¿Quién anda ahí?

Me aburría un poco en la habitación de la torre de Ravenclaw, y no podía conciliar el sueño como era debido, así que me puse el uniforme con la capa y salí silenciosamente, intentando que nadie me pillara fuera. No quería ganarme un castigo ya, a pesar de que todo esto no era 'legal', por llamarlo de alguna forma.

Una vez fuera del castillo (era una suerte haber salido ilesa), me escabullí en la noche. No se veía muy bien, así que saqué mi varita e hice un lumos. Me dirigí, sin saben muy bien como, al Bosque Prohibido. Tenía curiosidad de ver si era tan peligroso como comentaban los profesores, o solo era porque temían perder a alguien. Dejaría un rastro para que no pasara eso último.

Una vez dentro, hacía mucho frío, así que me arropé más con mi túnica y seguí andando, primero en línea recta, luego a la derecha, después a la izquierda... Hasta que ya no supe donde estaba.

- ¡Mierda! -dije en voz alta. ¿Por qué me pasaba esto a mí?

Como no tenía nada que perder, seguí andando, hasta que escuché un ruido parecido al de una hoguera. Pensé que quizás era una persona, y que podría pedirle ayuda, y me acerqué aún más. Solamente hasta estar muy cerca suya pensé que podía ser algún asesino o algo mucho peor. Quise retroceder, pero pisé una rama y esta hizo demasiado ruido. Iba a correr, hasta que escuché una voz que me era tremendamente familiar.

- ¡Nella! -grité y corrí a abrazarla. Por fin alguien a quién conocía.- ¿Qué haces aquí?

Off: Siento mucho el retraso, pero no tenía inspiración >.<