Keep Walking - Astrid-

Londres había amanecido nublado como de costumbre, y el cielo encapotado amenazaba con descargar un buen chaparrón en cualquier momento. Sin embargo, había decidido salir a pasear y la lluvia no cambiaría eso. Tenía el día libre en el hospital y aunque en un principio había pensado en quedarme en casa descansando, poco a poco había empezado a sentirme demasiado sola entre aquellas cuatro paredes que parecían cernirse sobre mí a cada segundo que pasaba. Hacía ya varios años que me había independizado y que estaba viviendo sola en mi piso, y normalmente aquello no era un inconveniente, ya que con el trabajo no solía para mucho por casa, pero cuando tenía demasiado tiempo libre me daba cuenta de lo vacía que estaba mi vida sin tener con quien compartirla. Ya no una pareja, sino simplemente alguna amiga con la que compartir piso y salir de vez en cuando, pero me había centrado tanto en el trabajo últimamente que hasta había dejado eso de lado.

Suspiré suavemente mientras caminaba por el parque con la manos metidas en los bolsillos de mi abrigo, completamente congelada y encogida en un absurdo intento por evitar que el frío no traspasara mi piel. El aire helado silvaba entre las hojas de los árboles zarandeándolas a su antojo y mi nariz congestionada se asemejaba a la de un payaso debido al tono rojizo que había adquirido por culpa de la acción del viento.

La verdad era que tenía mucho frío y habría estado mejor en casa tapadita con una manta y viendo una película, pero estaba cansada de estar encerrada y siempre sola, y aunque nadie me hacía compañía en la calle, al menos podía observar desde el anonimato a las parejas y familias o personas solitarias como yo, que paseaban por el parque esa misma mañana. Me detuve un momento en el camino, pensativa y observé el paisaje a mi alrededor. Era algo realmente bonito, todo lleno de vegetación, se respiraba armonía y daba la sensación de estar dentro de una burbuja inmersa en una gran ciudad, era una sensación agradable poder olvidarle por un momento del tráfico, las prisas...

Alcé la vista al cielo, unas finas gotas comenzaban a caer, y aunque aún no eran muy abundantes tal vez sería buena idea regresar a casa antes de que comenzara a caer un chaparrón. Tenía un poco de hambre, por lo que en lugar de volver a mi solitario hogar podría entrar en algún local para comer algo. No llevaba reloj, de modo que saqué mi móvil del bolsillo para consultar la hora, pero se me resbaló de las manos y fue a caer precisamente en uno de los charcos que aún permanecían en el suelo desde el día anterior. -Maldita sea. -gruñí molesta conmigo misma por ser tan patosa e hice una mueca agachándome para rescatar mi teléfono del agua. Lo examiné para comprobar cual era la gravedad y bufé suavemente viendo que estaba empapado, dudaba que pudiera hacer algo por él. Rebusqué en mis bolsillos algún pañuelo con el que intentar secarlo pero los había agotado debido a mi congestión. -Joder, no tengo pañuelos. -maldecí en voz más alta de lo que esperaba y palpé mi abrigo en un último intento por encontrar algo que pudiera servirme para socorrer a mi malherido teléfono móvil.

Meditabundo, quizás mas de lo normal, admira el paisaje londinense con una expresión nostálgica...naaa, pamplinas, no se arrepiente ni anhela nada, lo que fue es parte del pasado ahora y no merece obtener su atención por mas de un segundo, ese pensamiento cruza fugazmente por su cabeza, pero lo olvida sin dificultad, el chico no suele preocuparse por nada que no merezca hacerlo, tan fácil viene y fácilmente se va.

El aire frío no parece incomodarle, su temple es aún mas severa que la temperatura que ahora cala hasta los huesos, aprieta la mandíbula y relaja los puños, hecha a reír al darse cuenta de que no se encuentra solo, ladea un poco la cabeza sin girarse a ver a su enemigo - Que se siente ser buen perro y seguir a tu amo? - pregunta y continua dando la espalda, recibe un gruñido por respuesta - Ya veo...ahora los perros no ladran, mejor así- sabe que en este sitio no van a atacarlo, su guerra se libra en otros mundos y no a la vista de simples y corrientes mortales, su ''amigo'' desaparece entre la misma espesa niebla que les cubría, el pálido rostro de Arrats se cubre con una sonrisa victoriosa, aún siendo odiado, muchos le temen, cuenta con la protección de uno aun mas poderoso que si mismo, su corazón no tiembla ante la suplica, frío... reconoce que su alma ya no le pertenece, es mas...alguna vez tuvo una?.

Como una película de antaño, el príncipe aparece de entre la niebla, alto, gallardo, de andar presuntuoso y mirada cautivadora, aunque nuestro ''príncipe'' no es tan amable en realidad, su fachada gentil es tan solo eso. Arrats Bitru...demonio de la venganza, de la lujuria...un alterego que no dista mucho de su realidad.

Tal vez esto ayude - dice extendiendo un pañuelo - ]Aunque dicen que de nada sirve, no lo encienda hasta que seque por completo - de donde había salido? bien mientras su anterior amigo se disipaba junto con la niebla, Arrats fijaba su vista en una rubia en el parque, la que por mala suerte se cruzó en el camino del hombre...un pequeño hechizo y el aparato había caído justo en el agua, porque usar la magia solo en el mundo mágico? porque ocuparse de aquel artefacto? respuestas simples, respuestas simples...y con unas tantas neuronas la respuesta es fácil...incomunicación, los jóvenes ahora solo viven por y para sus celulares, bien, con eso fuera de juego, tendría toda la atención y no peligraba ser interrumpido, si...la jugarreta había sido solo porque para que negarlo? la rubia era hermosa, atracción, simple atracción.

El castaño tenía una nueva victima... tal vez?

Toma el teléfono celular de las manos de la chica,con tanta agilidad que no se da cuenta, lo abre y sopla tras quitarle la batería ...- algunas veces solo es el contacto de la batería- el embrujo debe terminarse en un instante...el celular volverá a funcionar en 3,2...1 - Mira...ya ha encendido - sonríe entregándolo a su dueña en perfectas condiciones, el caballero de armadura habrá conseguido lo que buscaba?-Permitame presentarme a mi mismo...Arrats McGarret Klauss... llámame Klaus- dice tomando su mano para besar su dorso, la galantería siempre ha sido propia del mago.