Eso me pasa por no mirar [Pansy]

Hoy era fin de semana, todos los alumnos iban de un lado para otro con una felicidad que rebosaba por todos los lados. La razón de aquello era que hoy todos los alumnos que tuvieran un permiso firmado por sus padres o tutores legales podrían asistir a Hogsmeade de excursión. A mí no me importaba en absoluto aquello, pues sabía de sobra que mi tía no me había firmado aquel permiso, ella era capaz de cualquier cosa con tal de verme amargado y con tal de tocarme las narices.

Suspiré sentado en uno de los sillones de la sala común viendo como todos se preparaban para pasar un maravilloso día en Hogsmeade. En cierta parte me daban envidia, aunque eso era algo que no iba a reconocer nunca ante nadie, ni si quiera ante la persona que fuera de más confianza, había cosas inconfesables y esto era una de ellas. Comencé a caminar por toda la sala común aburrido. No sabía qué narices hacer. ¿Qué podía hacer sin nadie en el castillo? Sí, estaba claro que no me gustaban las multitudes y prefería estar solo, pero a veces también me gustaba charlar con alguien o incluso gastar bromas al primero que se me cruzase, pero todos estaban en Hogsmeade y hoy no había nada que hacer.

De repente algo me vino a la memoria. Recordé como alguien me había contado que un pasadizo secreto situado en la tercera planta daba acceso al sótano de Honeydukes. No lograba recordar quien me lo había contado, pero no importaba, no podía perder más tiempo, tenía que ir allí enseguida, al menos así podría librarme de mi aburrimiento. Sonreí de lado al llegar al tercer piso y sin más demora me encaminé hacia donde estaba el pasadizo, entré y en menos de 5 minutos ya me encontraba en el sótano de la tienda de chuches. Intenté salir de allí sin ser descubierto, tomando prestadas unas cuantas chuches y rápidamente salí de allí para no ser descubierto. Salí por la puerta distraído, mirando hacia atrás para cercionarme de que nadie me había visto, aquello había sido un tremendo fallo, pues por no ir pendiente de lo que debía choqué con alguien sin ni si quiera saber por dónde había aparecido. -Ouch.- Me quejé levemente sin saber aún con quién había chocado

Alcé una de mis cejas al escuchar como la voz de la persona con la cual había chocado se dirigía a mí y sonreí de lado al darme cuenta de que se trataba de Pansy Parkinson, una chica de mi misma casa. Era imposible no conocerla, todo el mundo hablaba de ella en Hogwarts, yo no era de los que se dejaba llevar por las habladurías y mucho menos las prestaba atención, pero no había conversación en la que no saliera su nombre, además, Pansy era amiga mía, razón de más para conocerla y saber de quien se trataba. -Yo también suelo hacerlo a menudo, pero a veces me gusta chocar con gente que merece la pena.- Comenté guiñándole un ojo de manera divertida. No sabía de qué humor estaba hoy la morena, así que no sabía si su respuesta iba a ser buena y me iba a seguir el juego, o si por el contrario me mandaría bastante lejos. La verdad es que no me importaba, fuera la opción que fuera me iba a divertir bastante, pues me encantaba pasar buenos momentos con ella, pero también me gustaba molestarla y sacarla de quicio, era bastante divertido, por eso sabía que era la mejor persona con la cual había podido chocar.

Tras unos instantes de silencio la miré aún con mi sonrisa ladeada en mis labios y me apoyé en una de las paredes de la tienda de Honeydukes. -¿No sigues con el rebaño?.- Pregunté señalando a un montón de alumnos que se agrupaban e iban todos juntos. Normalmente en las excursiones solía hacerse eso. Todos eran muy obedientes y seguían al maestro, alejándose un par de metros como mucho, luego estaba la gente como yo o como Pansy que preferíamos ir a nuestro rollo, daba igual si luego el profesor nos buscaba, siempre teníamos una escusa o simplemente contestábamos que no éramos ovejas como para ir todos agrupados. Yo sabía que Pansy pensaba igual que yo, pero como bien había dicho antes me encantaba molestarla. -No se te ve muy contenta por aquí.- Comenté mirándole, no tenía muy buena cara, mientras yo continuaba apoyado en la pared