Cansancio [Pansy] +18

Era una silenciosa noche de septiembre. El castillo estaba en silencio excepto por lentos y pesados pasos que se oían en un corredor del cuarto piso. Derrotado, cansado y exhausto, Blaise Zabini caminaba con dirección a la Sala Común de Slytherin. Había estado practicando Quidditch y ejercitándose casi todo el día y estaba con la túnica algo polvorienta, totalmente sudoroso y se sentía como si lo hubiesen molido a palos. Además, no podía evitar sentir cierto remordimiento por lo sucedido en la habitación con Pansy hará algunos días. Sin embargo no se había podido contener... El solo hecho de recordarlo le hizo morderse el labio inferior... Continuó caminando por el corredor, pero sintió que, por el cansancio las piernas comenzaban a fallarle... Buscó con rapidez algún lugar al que meterse y lo encontró: un aula vacía a mitad del corredor. Allí se metió y se sentó en una de las sillas, prácticamente despatarrándose y estirándose... Por Merlín... que jodidamente cansado que se sentía, tanto que parecía que no podría seguir su camino a la Sala Común y de hecho no podría hacerlo. Se había excedido en sus ejercicios.

¿Qué podría estar haciendo a esas horas fuera de la cama? ¿La usual vuelta de revisión que debían hacer los prefectos?... No, simplemente la intensa necesidad de venganza, necesitaba hacer justicia por mis propias manos, hacia días que estaba esperando por ello y hoy tenía la oportunidad que tanto anhelaba. Oculta entre las sombras observe con paciencia todo el entrenamiento, sin duda hoy Blaise se había salido de sus propios límites y a simple vista se veía que no alcanzaría a llegar muy lejos, de hecho si lograba llegar hasta el umbral de la puerta de entrada al castillo iba a ser demasiado.

Lo seguí en silencio, no podía dejar que se me escapara, no ahora que al fin sus fuerzas se habían agotado… ¿Mi plan? Simple, sabia que al estar así de cansado no querría que lo tocaran tan siquiera pues evidentemente todo su cuerpo estaba adolorido, así que aprovecharía y lo haría sentir lo que yo sentí, quizás no de la misma manera, pero era suficiente para mi.

Me escabullí en el salón donde él se refugió, sonreí con malicia y camine cuidando de no emitir ni hacer sonido alguno. Lo observe un momento, tan placido, tan indefenso, luego camine hasta estar a sus espaldas, me acerque a su oído y sensualmente hable - Tu tan solo y yo con ganas de hacerle compañía a alguien –

Fatigado, agotado, exhausto... Había tantos sinónimos y tantas palabras para definir el estado en el que se encontraba Blaise. Prácticamente no se podía mover demasiado de su asiento... ¡Por Merlín, estaba hecho una piltrafa! Hace mucho, mucho tiempo que no se sentía así. Suspiró largamente, quería dormir... Quería echarse a su cama de ropa y doseles verdes en su habitación, con Pansy a su lado y dormir como un bebé toda la noche... Pero no podía, sentía que podría incorporarse y caminar unos pasos, pero dudaba llegar a la puerta del aula sin que le fallasen las piernas y no pudiera dar un paso más.
Pensando en la habitación fue como pensó en Pansy... ¿Dónde estaría? Si, seguro que estaría en el cuarto, tranquila, esperándolo para dormir, o quizá ya durmiendo. Después de todo le había advertido a ella que llegaría tarde por que quería dedicarle todo ese día al ejercicio. Intentó estirarse en el sillón, pero sentía los brazos seriamente debilitados como para alzarlos.
Justo cuando largaba otro suspiro fatigado, sintió una voz a su oído, una voz que conocía muy bien, en un tono sumamente sensual y sugerente, en un tono que, en circunstancias normales hubiera comenzado a poner dura su intimidad. Era Pansy, ni siquiera tenía que verla, con solo oírla la reconocía.
- Ah, Pansy... Que agradable sorpresa. Creí que estarías durmiendo en la habitación. Pero bueno, es una suerte que te veo, por lo menos contigo si podré llegar a la sala común y podremos ir a dormir tranquilos.

Sonreí lascivamente y relamí mis labios, verlo así provocaba cierto morbo en mi interior y por extraño que parezca, mas viniendo de mi, la situación comenzaba a excitarme fuertemente. Pose mis manos en sus hombros y comencé a acariciarlo insinuadoramente por sobre su indumentaria mientras mis labios se posaban suavemente sobre su cuello para besarlo, el cual mordisquee y bese con basta lujuria por unos minutos, luego sus labios fueron hasta su oído - Salí a dar un pequeño paseo, no tengo mucho sueño – respondí sosteniendo el mismo tono sensual y lleno de lujuria. Sonreí ampliamente al escuchar sus palabras, quien había dicho que volveríamos a la sala común…¡A dormir tranquilos!, si, el pobre Blaise no solo tenia cansado su cuerpo, si no también su mente, aunque no tenia como adivinar mis intensiones.

Camine hasta quedar en frente de él, quedando justo en el camino de un solitario rayo de luna que cruzada la oscura habitación, lo observe nuevamente y deje caer la negra túnica que cubría mi cuerpo, dejando ver un conjunto de encaje color verde esmeralda. Avance hasta donde estaba sentado y me senté sobre sus piernas, dejando las mías una a cada lado de sus caderas, mis manos fueron hasta rostro y mis labios se acercaron a su oído. - Llegar a la sala común, ¿Para que si aquí podemos pasarlo muy bien? – susurre y sensualmente comencé a lamer el lóbulo de su oreja derecha.

Pansy se estaba comportando muy extraño... Sus ojos y su voz destilaban lujuria. Por Merlín, si Blaise no se encontrase tan cansado seguramente le habría correspondido de total buena gana a todo lo que ella hacía. Notó como sus manos recorrían su sudado torso y su húmeda camisa y como sus labios hacían ciertas maravillas sobre su cuello. El joven se mordió el labio inferior y maldijo interiormente... Detestaba encontrarse tan cansado en esos momentos que ella parecía tan completamente dispuesta a pasar un buen rato, pero no podía permitirlo. Se encontraba demasiado debilitado como para hacer nada.

Observó lo que ella hizo cuando se alejó... Dejando caer su túnica y su ropa quedando en un conjunto de encaje y tuvo una involuntaria erección... Es que vamos, que era inevitable que no la tuviera con Pansy con lo buena que estaba... Se mordió el labio inferior levemente, casi sin darse cuenta, y cuando se sentó en su regazo, poniendo sus piernas a cada lado de sus caderas, el chico lanzó un suave suspiro para decirle.
- No, Pansy... De verdad, me encuentro demasiado cansado, simplemente quiero volver a la habitación y dormir...- sintió las mordidas del lóbulo de su oreja y cerró los ojos... Maldición, debía salir de allí antes de que fuera tarde... Intentó hacer fuerza para incorporarse y bajarla de su regazo pero fue totalmente inútil. No podía hacerlo, sus piernas sencillamente no le respondían. Trató de levantarse como tres o cuatro veces, pero sus músculos parecían debilitados y agarrotados y se negaban a reaccionar.

Pegue mi mejilla a la de él, recorriéndola suavemente con la punta de mi nariz, su inherente aroma alimentaba mi lujuria… ¿Por qué estar con Blaise así, todo sudado me excitaba de esa manera?, quizás era la testosterona que se desprendía al someterse a semejante trabajo físico o quizás mi impúdica lascivia era alimentada por mi sed de venganza. Por una por otra, allí estaba, mi corazón latía condenadamente rápido y como no si podía sentir como el endurecido miembro de Blaise chocaba y rozaba mi femineidad.

Cerré mis ojos y mis labios volvieron a su oído – Pues tu querrás dormir, puedo sentir que a tu pequeño amigo le apetece algo mas de… acción – musité en un susurro y volví a lamer y a succionar su lóbulo derecho. Mis manos se posaron en su pecho, tan torneado, tan húmedo, sin duda su estado actual no lo favorecía en nada, es mas, más allá de provocarme una miserable pizca de remordimiento me provocaba unas ganas enormes de tenerlo en mi interior.

Sonreí ligeramente al sentir los pequeños espasmos en las piernas de Blaise, ¿Quién diría que vería el día en que Blaise no tendría la fuerza necesaria para quitarme de encima?... Si, la vida da algunas inesperadas sorpresas. Lo mire a los ojos y lleve mis labios a los de el para darle un beso lleno de pasión y basta lujuria, luego se levante y lo volvi a observar, esta vez con una veleidosa y lasciva mirada. Tome mi varita y lo apunte directo al rostro - Pero mi amor, no tienes para que pararte… la magia ayuda en estos momentos - dije con un todo provocados y con una sonrisa moví lentamente mi varita haciendo que Blaise se viera desprovisto de toda su indumentaria.

Irónico ¿verdad? Cualquiera creería que ese estúpido dicho muggle de que todo lo que se da, vuelve, era verdad... Porque aún en su mente recordaba lo que le había hecho a ella en la habitación... Y ahora parecía que la situación se estaba repitiendo, pero esta vez él era la víctima y ella la victimaria. Blaise sabía que, aparte de toda la situación y de que su estado le subiese la temperatura a Pansy, gran parte de esa lascivia que ella desprendía era por la idea de vengarse de lo que había sucedido. Del ojo por ojo y diente por diente. Pero el joven Slytherin no podía rendirse sin luchar. Se debatió y revolvió bajo su agarre.

El chico sintió como con su magia lo desnudaba por completo. Se sentía tan asquerosa e impotentemente sometido. Pero, por alguna extraña razón, ese sometimiento no contribuía más que a excitar un poco más su miembro contra su voluntad.
- No Pansy, basta... ¡No quiero!- protestó, aunque sabía muy bien que sus protestas caerían en oídos sordos. Hizo acopio de prácticamente toda la fuerza que le quedaba en sus brazos y se la quitó de encima empujándola. Por un momento se sintió libre y logró incorporarse, pero las piernas le temblaron horriblemente y no pudo dar un solo paso, ya que volvió a caer sentado sobre la silla. No daba un espectáculo que creyera que a ella la desalentaría, por lo contrario. Parecía la humillante, pero sin duda excitante, representación de la Virilidad sometida al deseo. Así totalmente desnudo sobre la silla se veía como el sudor empapaba su cuerpo absolutamente haciendo brillar a la piel debido a las innumerables gotitas que perlaban su torso y sus piernas y como sus rubios cabellos estaban totalmente mojados y se pegaban a su frente. Su falo, totalmente erecto, en su máxima extensión y esplendor apuntaba, orgulloso y deseoso, hacia arriba, totalmente contrario a al descanso que su mente deseaba y su cuerpo necesitaba. La miró a los ojos con una mirada suplicante, en verdad no quería hacer eso, independientemente de las necesidades que su hombría y su cuerpo pareciesen tener.

¿Podría existir un mejor espectáculo? ¿Podría haberlo planeado mejor? … Aquel sabio muggle que dijo “Esta vida es una, si aquí la haces aquí la pagas” no tenia la mas mínima idea, hasta el día de hoy, que su pensamiento se cumpliría de tal forma, que haría que la venganza ortodoxa sintiera envidia del tipo de venganza que yo obtendría, ciertamente mi desquite no seria nada del otro mundo, violar a Blaise con lo libidinoso que era no podría llamarse un sacrificio como tal… Mi recompensa iría mas allá del placer que en ese momento pudiera sentir, y si que lo sentiría, mi recompensa sería ver el orgullo de Blaise quebrado tal y como el quebró el mio. Que mejor venganza para una orgullosa y venenosa Slytherin.

Acerque mis labios a su oído y mordí ligeramente lo lóbulo - Tranquilo hermoso… tranquilo. No es necesario que tú hagas nada, déjamelo a mi – musité con mi voz cargada de lujuria e ironía, citando lo que el mismo me había dicho aquel día. Luego me senté en sus temblorosas piernas y lleva mis manos hasta su erecto miembro para comenzar a masturbarlo con intensidad pero sin hacerle ningún tipo de daño, mis labios lamian lascivamente su cuello y su pecho. Mierda, mi mente ya había perdido todo sentido común, la lujuria pura empujada por mi sed de represalia habían llenado mi mente y mi cuerpo.

Al escuchar las palabras de Pansy, el chico maldijo silenciosamente... ¡Por Merlín! Había caído... Ahora los roles se invertían y era él quien estaba a su merced. Una burda ironía. Se lo tendría merecido por haberla violado en la habitación, ahora sería él quien tendría que aguantar eso. Se revolvió, intentando resistirse ante lo que ella hacía pero todo era inútil, se encontraba demasiado debilitado como para oponer una resistencia que pudiese considerarse seria.
En ese preciso momento se arrepentía de haber agotado todas sus reservas de energía. Pero era... extraño. A partir de las cosas que Pansy estaba haciendo comenzó a sentir que lo invadía otro tipo de energía. Una que le pedía más de eso que ella estaba haciendo, que quería dejarse hacer. La parte racional de su mente, que, dominaba de momento, se debatía, quería dejar intacto su orgullo, no quería que su novia lo pisotease.
Cuando la mano de ella se cerró en torno a su miembro y comenzó a masturbarlo tan fuertemente, su cuerpo se contrajo involuntariamente, haciendo que sus músculos se marcasen más definidamente, incluso no pudo evitar que unas gotas de sudor comenzasen a mojar nuevamente su torso, añadiendo a las que ya estaban allí del día de ejercicio que había tenido. Mordió el labio inferior con fuerza y no pudo evitar soltar un gemido bastante intenso, a pesar de que había luchado para no soltarlo, era inútil. La observó con una mirada llena de rabia e impotencia y siguió revolviéndose... La miraba a los ojos y estos eran un reflejo exacto, seguramente, de como se debían ver los suyos en la noche de la habitación, se debatió con toda la fuerza que era capaz de conjurar, pero como esta era bastante poca, no pudo quitársela de encima y lanzó un nuevo gemido ahogado al sentir sus manos sobre su miembro.

Suspire satisfecha y de algún modo me compensaba el verlo intentar resistirse y tratar se ser indiferente a mis acciones, aquello lejos de darme lastima o hacerme pensar en que estaba tan agotado que no era propio de mi hacerle semejante barbaridad, alimentaba mi libido y me hacia desearlo de la manera mas egoísta, impúdica y morbosa posible, he de admitir que mi mente estaba bastante disfuncional y retorcida… El tiempo con Riddle, las veces que había torturado no habían pasado en vano y me habían enseñado como disfrutar del dolor ajeno … Pero ahora era distinto, no estaba en mis planes causarle algún tipo de daño físico ni nada por el estilo, sino que disfrutaría de causar un dolor emocional , que quebrar su precioso orgullo, y por qué no, hacerle ver que no solo el sabia como someterme, que aunque tuviera que esperar a que no tuviera fuerzas tan siquiera para levantar su propio cuerpo no me impedían salirme con la mia.

Sonreí sarcástica y lujuriosamente mientras lo miraba de frente… Sus ojos me decían mucho, su mirar cansado y lleno de rabia me daban a entender que estaba haciendo bien y que para este momento se recriminaba lo que me había hecho , relamí mis labios y volví a acercarme a su oído –Sabes que me deseas, no seas testarudo y admitelo- mordisquee suavemente su lóbulo y continue –Oh quizás no, quizás tu amiguito es quien desea estar dentro de mi, ¿para que hacerlo esperar?- volvi a mirarlo de frente, tome su miembro con una de mis manos y con la otra palpe mi intimidad, sonreí al sentir que estaba lo suficientemente húmeda para albergar a mi querido amigo. Me levante unos centímetros y encaje su miembro en la entrada de mi intimidad, apoye mis manos en sus hombros y comencé a bajar lentamente haciendo pequeños meneos pélvicos mientras de mis labios brotaba un gemido intenso y placentero.

Maldita, maldita y diez veces maldita... Ahora Blaise maldecía tanto su posición como a la misma Pansy. Si alguien había sido culpable de desatar esto había sido él en la habitación, asumía toda la responsabilidad y ahora tenía que amoldarse a esta situación, a ser el juguete de Pansy así como ella fue el suyo hace un par de días. Intentó permanecer recio y serio, no podía dejarse llevar... Pero mierda, las caricias de Pans eran tan placenteras tan fenomenalmente excitantes que, a pesar de que su cansada mente no quería saber nada con todo aquello, su cuerpo no pudo evitar estremecerse y lanzar un sendo gemido.
La racionalidad iba disminuyendo, apagándose lentamente, consumiéndose como una vela e iba siendo reemplazada por algo que no tenía que ver con la parte racional de su ser. Por una energía nueva, salvaje e irracional, una energía que buscaba entregarse al deseo, a pesar de que los vestigios de razón en él la combatían con vigor, esa parte comenzó a aflorar cuando la morena se penetró a sí misma con su erecto miembro. Su orgullo estaba hecho añicos, totalmente destrozado, no podía oponer resistencia ni física ni moral. La física obviamente era imposible debido al enormísimo cansancio que sentía y la moral lo era en cuanto el placer y la excitación eran totalmente apabullantes y no lo dejaban pensar ni centrarse, es más, se obnubiló tanto por el placer que la poca racionalidad que tenía se vio sorprendida al verse dominada por un lascivo pensamiento que no expresó ni expresaría en voz alta, invocando lo poco que le quedaba de orgullo: "Más".
Su boca lo traicionó y si bien, no expresó claramente dicho pensamiento, soltó un intenso gemido y se mordió el labio inferior... No, no quería que esto pasara, ¡maldición! Pero... parecía que iba importando cada vez menos, parecía que la irracionalidad y el placer comenzaran a adueñarse de este Blaise, obligadamente sumiso a su novia debido a la fatiga.

No había hecho ningún esfuerzo por escabullirme a la mente de Blaise, ni siquiera se me había pasado por la cabeza hacerlo pero sin duda la conexión que teníamos era tan fuerte que casi podía oírlo gritar y maldecirme una y otra vez, ¿Que podría ser mas excitante que casi percibir las ganas que tenia Blaise de matarme? Claro, matarme no físicamente pero sin lugar a dudas en este momento me odiaba de sobremanera... ¿Quien podría haber imaginado alguna vez ver el orgullo del gran Blaise Zabini destrozado por una mujer?... Pues, ahora estábamos en paz, ahora en igualdad de condiciones, ambos con el orgullo hecho prácticamente polvo, quizás ambos podríamos seguir adelante... Ya el sabia que no podría pisotearme como se le diera su regalada gana y yo sabia que por uno u otro método el me respetaría. Todos ganamos.

Mis labios mantuvieron aquella sonrisa maqueavelica y orgullosa, notaba que el cuerpo de Blaise lentamente y en contra de su propia voluntad cedía ante mis estímulos y aquello hacia que mi libido se incrementara mas que rápido, llegando a inundar mis sentidos y nublando completamente mi mente... Ahora solo estaba yo y mi propia satisfacción, ¿ Egoísta?, posiblemente si, pero era el precio que debía cobrar por mi humillación. Mis piernas se tensaron dándome el apoyo que estaba buscando, mis manos se hundieron en sus hombros arañandolo y ayudándome a continuar con mi meneo... un meneo incesante, erótico e intenso, el cual hacia que su miembro completamente indefenso entrara y saliera de mi incontables veces al tiempo que mis labios mordisqueaban su cuello con tal fiereza que pequeñas marcas comenzan a aparecer.

El chico se mordió el labio inferior para evitar que un nuevo gemido se hiciese presente ante esos eróticos meneos. Por Merlín, como se movía... Como una verdadera zorra. No pudo contenerse y su boca lo traicionó otra vez dejando que un intenso gemido saliera de sus labios. Su cuerpo, inconscientemente comenzó a moverse, haciendo que sus caderas se moviesen de arriba hacia abajo, buscando profundizar la penetración y lograr un mayor contacto con ella ¿Qué rayos estaba haciendo? Él no quería eso... su mente no...

No... su mente sí... Sí lo estaba queriendo, en secreto si estaba gozando de lo que ella le hacía, solo por el hecho de que era ella y no otra. Pero una parte, que era nimia y completamente insignificante llegado éste punto, seguía resistiéndose y el último coletazo de defensa que dio esa parte de su mente fue hacer que su boca dijera, con toda la frialdad y el veneno posibles aunque entre gemidos, palabras que, en realidad, su corazón no sentía:
- Te... odio... - dicho esto, esa parte de su mente desapareció y fue engullida totalmente por la que estaba gozando de manera sin igual con esa violación.

Su cuerpo se entregó totalmente al placer que sentía, sus movimientos se hicieron más fuertes y su mente comenzó a solo pensar en una cosa: en el maravilloso sexo que le estaba proporcionando su novia, a pesar de la forma, ahora mismo su racionalidad estaba muerta y enterrada, su mente solamente dominada por la libido y el deseo. Un nuevo gemido de excitación que parecía más bien una especie de rugido o gruñido salió de su boca cuando ella comenzó a atacar su cuello dejándole marcas, se mordió con fuerza el labio inferior y continuó gimiendo y retorciéndose de placer.

Sus palabras rompieron el silencio nuevamente abriéndose paso como dagas que solo buscan herir y lastimar moralmente, pero mas de hacerme daño lo que hicieron aquellas palabras fue acrecentar inimaginablemente mi libido y el fuego que yacía en mi interior. Seguramente uno podría pensar ¿En que clase de retorcida mente aquellas palabras tan secas, frías, hirientes y vacías podrían aumentar el deseo, la pasión y todo ello que conlleva el acto?, vale que una de las respuestas era mi inigualable irracionalidad pero ello no era la respuesta mas certera, otra versión mas aceptable era el hecho de que Blaise y yo poseíamos una conexión especial, aun cuando el aun no supiera de ella, si... Sin siquiera pensar en entrar a su mente yo podía sentir lo que sus labios estaban dispuestos a callar, y ahora... ahora sus palabras no eran mas que mentiras, una falacia que, quizás, buscaba hacerme desistir de aquello. Sonreí de manera irónica mientras me acercaba a su oído y luego de lamerlo respondí en un tono sensual e insinuante. -Ódiame, ódiame todo lo que quieras pues no puedes negarme que esto te gusta-

Era claro, si en mi mente quedaba una miserable gota de cordura o minimo sentido comun ya habia sido envuelto completamente por la calentura del momento y por mas que pensara que ello no era lo correcto mi cabeza ya no era responsable de mis movimientos... Mi cuerpo habia tomado control total de la situación y solo buscaba satisfacerse, mas allá de la venganza, el renco o cualquier otra emoción, para este momento solo era el y el placer que pudiera sentir.

Me levante lentamente haciendo que su tieso y prominente miembro saliera de mi intimidad y me voltee dándole la espalda, así tome su miembro entre mis manos y sutilmente me acomode sobre el haciendo que entrara suavemente. Una vez dentro nuevamente apoye mis manos en mis piernas echando hacia adelante mi espalda al tiempo que comienzo a menearme haciendo un suave masaje en su miembro, haciendo que entre y salga incansablemente de mi palpitante interior, de mis labios nuevos e intensos gemidos comienzan a brotar producto de los miles de escalofríos que se pasean incesantemente por todo mi cuerpo.

Odiaba admitirlo... En verdad lo odiaba, no podía ni quería hacerlo, pero tenía que admitir que, aunque luchase por no demostrarlo, Pansy tenía toda la razón del mundo. Joder, esos condenados movimientos lo hacían derretir... Hace mucho que su conciencia había sido enterrada por la lujuria, el último intento de zafarse de ello fue ese "te odio" que le dijo. Y a pesar de que no era verdad, en esos momentos podía pasar por verdad, porque aparte de la gran lujuria y el enorme placer que sentía, su cuerpo también era presa de un odio total e inmenso, un rencor sumo pero que no podía expresar para nada debido a aquel debilitante placer...
Cuando ella cambió de posición, sus brazos, recuperando algo de la fuerza de antaño hicieron que sus manos respondieran... Pero no en detrimento de Pansy, sino todo lo contrario, a su favor, dado que la tomaron de la cintura, una a cada lado e hicieron que se clavase con más ansia y profundidad en su miembro, sus movimientos de cadera incesantes, de arriba abajo también se volvieron sumamente fuertes, era la señal... La señal ineludible e indudable de que esta vez, ella había ganado la batalla, la señal de la defunción de su raciocinio y de que ahora el placer y la carne dominaban sus movimientos. La señal de que Blaise era todo libido, de que solo había que saber encender la mecha para hacer explotar la más profunda lujuria desde lo más hondo de su ser. Sus manos recorrieron el cuerpo de ella de manera deseosa y lujuriosa, sus gemidos se oían por toda aquella aula vacía, estaba gozando y cualquier pizca de consciencia se había desvanecido en un soplo.

Debo admitir que, en su momento, había pensado que Blaise se resistiría mas a todo lo que estaba pasando, el siendo tan orgulloso, quizás de cierto modo tan machista había caído bajo la lujuria, y si, finalmente había caído y se había convertido en la victima de mis movimientos. Su pasión, su ardor eran obra completamente mía y ello… Por Merlín, esa era la mejor recompensa que podía recibir y de no ser por su actuar mi despistada y lasciva mente ni cuenta se habría dado. Me sorprendió sentir como sus manos se posaban en mi cadera haciendo que mi cuerpo bajara con aun más rapidez, su miembro nuevamente se iba abriendo paso por mi húmeda intimidad y sus movimientos pélvicos me dieron la última señal… Blaise había caído, finalmente había doblegado su orgullo, su espíritu… mi venganza estaba completa y ahora solo me restaba disfrutar a plenitud del momento, ciertamente cada ocasión con Blaise era especial.

Viendo y sabiendo que mi venganza ya estaba consumada aquello desapareció de mi mente dejando espacio completamente libre a nuevos pensamiento mucho más lujuriosos y divertidos. Mis piernas temblaban, y como no si ellas se llevaban todo el peso que conllevaba aquella posición, además, de allí nacían la mayor parte de los escalofríos que incesantemente recorrían mi cuerpo y que a cada momento se volvían más continuos e intensos… Pequeños espasmos también comenzaron a aparecer por mi cuerpo, la lujuria contenida en mi interior estimulada por aquellas suaves penetraciones hacían que mi piel se erizara y que de mis labios salieran intensos quejidos cargados de placer.

Continúe moviéndome así por largos minutos, haciendo que mis caderas se movieran en círculos y que cada vez fuera más rápida la penetración asegurándome de darle una sensación única, especial y en extremo placentera. Mis manos se ubicaban en sus piernas, las cuales apretaba y arañaba a cada que un nuevo escalofrío estallaba en mi interior, luego una idea cruzo mi mente ¿Y si?, sonreí relamiendo mis labios y lentamente aparte mi mano derecha de su pierna posándola finalmente sobre sus testículos para hacerles un suave y erótico masaje mientras que mi intimidad continuaba devorando su miembro.

Orgullo... ¿qué era el orgullo ahora? Absolutamente nada, ahora esas ideas le parecían tan lejanas que hasta habérselas planteado le parecía totalmente extraño, como si no fuera propio de él ¿Qué le pasaba? Estaba completamente dominado por la lujuria, eso le sucedía... Al demonio con que Pansy lo estuviese violando, al traste con todo... No iba a negarlo ya: le gustaba, le encantaba, y quizá hasta lo excitaba sobremanera el juego de fuerzas y conciencias que esa clase de sexo que empezaba como algo no consentido y luego se iba pervirtiendo hasta llegar al más lascivo y morboso de los consentimientos implicaba.
Se relamió sin ningún pudor al sentir como sus manos daban aquel erótico e insinuante masaje sobre sus testículos, una nueva energía comenzó a invadirlo y reemplazó a aquella que el ejercicio agotador de todo el día le había quitado, una energía especial, ígnea, de puro fuego y creada por la lujuria. Esa energía dotó de fuerza a sus miembros, tanto a sus manos como piernas y comenzó a acariciar con mayor lujuria y más deseo el cuerpo de ella. Sus manos se perdieron en los senos de la joven, pellizcaron los pezones y los recorrieron sin pudor, sus piernas a su vez dieron la fuerza suficiente como para sostener un ritmo constante y salvaje de penetración y, por la lujuria fogosa que ahora era su energía, perfectamente podría haberse levantado del asiento, pero no, quería que Pansy dirigiera esta noche los movimientos... Quería ser su esclavo sexual, satisfacerla en todo lo que deseara, tal era el enorme grado de concupiscencia que invadía su ser, un grado que solo le permitía pensar en fornicar, complacer a su novia y nada más.