¿Otra pelea? Que novedad... [Blaise] {+18}

Los eventos ocurridos en las pasadas semanas no habían sido del todo los mejores, a decir verdad eran por mucho los peores que había vivido en toda mi vida, tomando en cuenta mi “trabajo” como mortifaga, tener que mantener mis calificaciones y tener que lidiar con mi madre mas de cuatro veces al día, sabia lidiar con días largos y difíciles, pero el día de hoy había sido particularmente distinto.

Hacia pocos días que me había entregado abiertamente a la idea de que estaba enamorada de Blaise, es verdad, era un sentimiento que estaba comenzando a conocer y al que debía acostumbrarme, no por ser un mal sentimiento, sino por que debía acostumbrarme a que mi corazón se acelerara cada vez que el me besaba o aguantar las miles de mariposas que se paseaban dentro de mi vientre cada vez que el estaba a pocos pasos de mi. He de admitir que me era difícil, aunque estaba poniendo todo de mi parte para que ello funcionara y hasta el día de hoy todo salía a pedir de boca, Blaise y yo casi no peleábamos, cosa que nos había servido mucho… Pero no contaba con que habría personas que tratarían de derrumbar lo poco que habíamos construido juntos.

Estos días había visto a Blaise hablar constantemente con Krista, una Ravenclaw que hacia que mi celopata interna tomara el control de mi cuerpo y quisiera arrancarle los ojos, pero realmente no quería comenzar una pelea por nada, así que prefería solo irme del lugar a hacer lo que tuviera que hacer. Pero hoy las cosas habian llegado a su punto máximo y no había sido yo la culpable. Terminada la clase de DCAO, como siempre, salí del salón y dispuse a volver a las mazmorras pero antes de poder avanzar siquiera unos pasos Krista me empujo hasta uno de los pasillos por el que no circulaba nadie. Su actuar me sorprendió por era una prueba para ver si era capaz de controlar mi ira, y fallé. Poco recuerdo de lo que murmuro y de lo que paso en general, aunque una frase permanece inquebrantable en mi mente “Tu novio te engaña conmigo”, ello fue suficiente para hacer explotar la bomba que tenia en mi interior, mi mente se bloqueo por un momento y volvió en una extraña escena, Krista y yo estábamos en la enfermería… Yo tenia algunos cortes en las manos y algunas magulladuras en el rostro, al parecer a mi contrincante le había ido peor, mi cabeza parecía que iba a explotar y aparentemente la enfermera aun se ocupada de Krista por lo que tome mis cosas y me marche a las mazmorras queriendo evitar el tener que dar explicaciones.

Al arribar a la sala común me dirigí a nuestra habitación, golpee la puerta para cerrarla y me senté en el borde de la cama por unos segundos pero la ira contenida aun dentro de mi me impedía estar tranquila en un solo lugar, empuñe mis manos enterrando mis uñas en mis palmas y me levante para caminar por la habitación, no podía creer lo que había pasado, camine hasta el espejo y note un raspón en todo mi pómulo derecho “Esto dejara marca… La matare… Los matare” pensé mientras pensaba como disimular la herida.

¿Porqué Pansy tenía que someterlo a tal vergüenza? La amaba, es verdad. La amaba con locura y, por alguna razón, sentía que su corazón siempre la amaría de la misma forma desenfrenada. Sin embargo... No podía aguantarse sus estupideces celópatas.
No era ninguna novedad que ella y una Ravenclaw de séptimo llamada Krista Stone habían terminado en la enfermería por un altercado entre ellas.
Krista era una de las pocas con las que se hablaba en el colegio y que no pertenecían a la casa Slytherin, era sangre pura y siempre le había resultado una muchacha sumamente agradable, razonable e inteligente, pero más allá de eso nunca había tenido ningún contacto.
Ignoraba en verdad, lo que llevó a Pansy a golpear a la chica de la Casa del Águila, aunque no tenía demasiada duda. El verlos siempre hablando juntos, el que seguramente Blaise compartía más tiempo del "razonable" con Krista para los estándares de Pansy... Y ahora era él el que tenía que tragarse la vergüenza de tener una novia que calificaba como una de las mayores "celópatas" del colegio. Y si... celópata porque ne verdad era una mezcla de celosa y psicópata, porque si se le iba un poco más la mano, Krista hubiera muerto.

El rubio joven se dirigió a paso firme a la sala común de Slytherin y entró a la habitación que más que a menudo compartía con su novia. Cuando penetró en ella se dio cuenta de que allí estaba la chica, así que cerró la puerta y la selló mágicamente para que no los interrumpiera nadie. Pansy parecía estar examinándose algo preocupada una herida en la mejilla derecha. Zabini rodó los ojos ante esta muestra de vanidad flagrante que exhibía su mujer.
Se acercó a ella y le dijo en un tono calmo y razonable, pero que no podía disimular cierto grado de cólera, más por la humillación de tener una chica que no supiese dominar sus impulsos y lo pusiese en cierto nivel relativo de vergüenza que por una verdadera preocupación acerca del estado de Krista o su salud.
- ¿Se puede saber en que demonios estabas pensando? ¿No tienes en cuenta la estupidez que acabas de cometer, no es verdad? ¿Cómo se te ocurre caer en algo tan estúpido y bajo, como una tonta pelea al estilo muggle? Te creía por encima de esas idioteces.

Cuando sentí el leve rechinar de la puerta cerré mis ojos y suspire, intuía que Blaise ya se había enterado de todo lo que había pasado, o por lo menos sabia que habría escuchado los rumores que de seguro ya habían comenzado a correr por los pasillos… Era impresionante la rapidez con la que se esparcían las mentiras y rumores dentro del castillo, casi parecía que pequeñas alimañas se encargaban de observar todo lo que ocurría en todos lados, a adornaban a su manera y comenzaban a hacerlo pasar de boca en boca. Los rumores son rumores, pero ciertamente sabia del pleito.

Intuí cada movimiento, su aura oscura y pesada inundo la habitación pero no le di mucha importancia y continúe observando la profundidad de las pequeñas heridas que conformaban la magulladura de mi rostro. Su voz rompió el frío, espeso y silencioso ambiente… Sus palabras parecían dagas y no podía disimular la rabia que las acompañaba, suspire y lentamente me voltee, lo observe fijamente camine unos pasos apartándome del espejo.

-Ciertamente no estaba pensando, si hubiese pensado tu amiguita no estaría viva… Claro que no lo tengo en cuenta, soy tan estupida que necesito que tú vengas y me lo digas…¿Se me ocurre?¿Como se me ocurre? Es increíble que pienses que a mi se me ocurren estas cosas, ¿Me creías por sobre eso? Pues estoy por sobre eso y por sobre todo, esto no es mi culpa, solo me defendí-

Mi tono de voz era el usual, irónico y de palabras arrastradas, además de estar cargadas por la rabia que en ese momento se acrecentaba en mi interior. No podía creer que Blaise ni siquiera me había preguntado que había sido lo que realmente había pasado en realidad, aunque ni yo podía recordarlo con claridad.

Negué con la cabeza dejando ver un semblante arrogante y despreocupado, si, había cometido un gran error pero no podía lamentar lo que ya había ocurrido, ¿Que se suponía que debía hacer? Llevarle un arreglo de flores a esa mal nacida, si claro. Puse mis manos en mi frente haciendo presión en las sienes para tratar de calmar ese corazón enorme que reemplazaba mi cerebro, camine por delante de el para pasar al otro lado de la habitación, realmente no podía quedarme quieta en un solo lugar.

Las palabras irónicas, sarcásticas y arrastradas de Pansy hicieron muy poco por calmar su ira, por el contrario, parecieron inflamarlo aún más y los movimientos nerviosos y el estado que Pansy demostraba no contribuían para nada a ayudar a que él mismo se calmara... Es que lo que había hecho estaba fuera de toda lógica. Vale, se defendió según ella, pero había maneras menos humillantes de defenderse que saltando como una estúpida perra muggle revolcándose en el fango con otra. Modos más sutiles, más elegantes, más mágicos, en definitiva, modos más propios de un sangre pura de defenderse que en vez de lanzarse a una pelea con puños y todo.

El chico, intentando serenarse, se dirigió al gran lecho que solían compartir y se sentó a su borde, se estiró hasta llegar a la mesita de noche de su lado y de allí sacó una pequeña pelotita verde de goma, la cual estrujo con todas sus fuerzas, como queriendo soltar y descargar todo su nerviosismo y su cólera sobre la pobre esfera. Pero, lejos de lograr calmarse, la rabia lo recorrió y estalló como la erupción de un volcán, arrojando con fuerza la esfera hasta el otro lado de la habitación, que hizo un sonido fuerte al chocar contra la pared y rebotar, para luego caer inerte al suelo.
- Se puede saber...- comenzó, su voz ahora si, temblando con todas las de la ley de rabia causada por la humillación de la actitud de su novia: - ¿Qué carajo te llevó a comportarte como una muggle, que fue lo tan terrible que hizo como para que reaccionaras de esa manera? De antemano te anticipo que no creo que lo que te haya dicho o hecho haya sido demasiado grave como para que adoptases la actitud de una barriobajera sin magia, pero prefiero intentar encontrarle una explicación lógica a esa estúpida actitud, así que vamos. Habla.

Continúe caminando a lo largo de la habitación, sabia que de un modo u otro debía calmarme y enfriar mi cabeza pues si ambos seguíamos así de cabreados y agresivos terminaríamos, quizás, arrepintiéndonos de algún suceso. Al voltearme para dirigirme hacia la ventana pude ver que Blaise tomaba su esfera anti-estrés, al parecer era serio por que no lo había visto con esa esfera desde… pensándolo bien solo conocía aquella esferita de referencia, jamás lo había visto con ella por lo que no le tome demasiada importancia y continúe mi camino hacia la ventana, en la cual me apoye y le observe de frente. Me cruce de brazos y luego de un momento estaba dispuesta a salir de la habitación, el silencio de Blaise y el propio habían hecho una atmosfera pesada e inaguantable por lo que solo quería salir de allí pero antes de dar un paso el estruendo causado por el gran golpe de la pelota contra la pared hizo que me sobresaltara, el nunca había sido violento, pero siempre hay una primera vez.

El estruendo no fue lo único que me sobresalto, el tono de voz de Blaise estaba cargado de ira, impotencia, casi parecía que en cualquier momento comenzaría a gritar pero no me permitiría demostrarle que estaba de cierto modo asustada de él, así que mi semblante siguió siendo el mismo, indiferente y despreocupado.

-No tienes para que lanzar las cosas, recuerda que aquí la violenta muggle soy yo-Respondí sonriendo irónicamente mientras aun me apoyaba en el marco de la ventana.

Como odiaba que Blaise me tratara de ese modo, cada vez que me relacionaba con los muggles todo los intentos que hacia por estar calmada y serena se iban por tierra –No lo se, vale, no recuerdo lo que paso ni recuerdo donde esta mi varita… No esta con mis cosas así que asumo fue por ello que tuve que defenderme de otro modo- respondí tratando de hacer memoria de lo que había pasado pues ciertamente algo tenia que ver el hecho de que mi varita ahora estuviera perdida.

No, no se podía catalogar a Zabini como un muchacho violento, era verdad... Por lo menos no era violento en su vida diaria ni cotidiana, no era violento ni siquiera las pocas veces que había estado alcoholizado en su vida. Pero si habían cosas que podían violentarlo y una de ellas era sentirse humillado. La humillación, la decepción, la frustración y el enojo eran los cuatro componentes explosivos que podrían hacer que la ira de Blaise estallase con toda su potencia. Y la peligrosa fórmula se estaba dando precisamente en ese momento. Los ojos verdosos del chico chispeaban de furia y se incorporó rápidamente del lecho, observando a Pansy con la misma mirada venenosa que podían dirigir los basiliscos.

Y para peor el hecho de enterarse de que su novia había extraviado su varita no mejoró para nada las cosas. Se acercó a ella, aún sosteniendo esa mirada tan fría, y en cierta manera cruel para mirarla a los ojos y decirle:
- ¿Tu varita? ¿Perdiste nada más y nada menos que tu varita? Esto es inaudito...- el tono del joven era calmado y tranquilo, sin elevar la voz, pero era sumamente gélido como un témpano de hielo. De hecho era un tono que podía doler y asustar más que un grito con todas las de la ley. No tenía pensado nunca hacerle ningún daño a la chica, por ejemplo golpearla no entraba dentro de sus expectativas y no se veía capaz de ello, pero lo que si hizo fue tomarla fuerte de una mano y atraerla hacia el, apretándole la mano con fuerza, inmovilizándola. Le dijo aún en ese helado tono de voz y con esa mirada que cortaba como una navaja:
- ¿Toda esta jodida mierda que pasó no habrá sucedido porque paso tiempo hablando con Krista y te pone celosa eso, no?- volvió a apretarle algo mas la mano mientras sus ojos seguían flameando, expresando su ira - Porque si es así, desde ya te adelanto que fue la más soberana y completa estupidez que pudiste haber hecho y sabes muy bien lo poco paciente que soy con las estupideces. Krista es una amiga y punto. No hay nada de lo que te tengas que poner celosa ni mucho menos.

- Estas sordo o le pasa algo malo a tus oídos, si, perdí mi varita… no tengo la menor idea de donde esta pero ese es el menor de mis problemas en este momento – el tono de mi voz había cambiado sustancialmente, volviéndose frío, distante y seco casi tanto como el que Blaise estaba usando conmigo.

Gire mi rostro hacia un lado esperando a que él manifestara algún otro reclamo y aunque debo admitir que escucharlo hablar con tal tonalidad me dolía aun mas de lo que podían doler mis heridas no se lo demostraría. Su reacción me tomo por sorpresa y me hizo pensar que desde este momento no sabia de que podía ser capaz, la fuerza con la que oprimía mi mano no era propia de el como tampoco lo era aquella mirada tan penetrante y tan gélida, trate de zafarme moviendo mi mano pero por el momento era inútil.

- Blaise ¿enserio?, de verdad crees que eres tan importante – la presión ejercida por su mano aumento y no pude evitar soltar un pequeño quejido producto del dolor que aquello me producía, reuní fuerzas de donde no tenia y atraje mi mano hacia mi cuerpo liberándome al fin de él

Esto es estupendo, realmente crees que soy capaz de hacer semejante idiotez solo por que le prestas mas atención que a mi, por favor… no es un gran secreto que te la pasas metido en las mazmorras de las guarras del colegio, ¿Por que habría de ponerme celosa de una guarra mas?, hay mucho de lo que podría y en efecto me pongo celosa pero no me vez peleándome con medio castillo o ¿si? -

Los razonamientos de Pansy no eran del todo ciertos, lo cual no hizo sino desquiciar un poco más a Blaise ¿Qué él se pasaba todo el tiempo con las guarras del castillo en las mazmorras? ¡Eso si era una idiotez! Vale, quizá se viese atraído por alguna de esas guarras específicamente, como por Sophie, pero nunca había usado asiduamente los servicios de las esclavas ya que a él le gustaba la seducción y no tenerlo todo servido en bandeja. Además, conocía muy bien a Pansy como para saber que siempre había albergado una personalidad muy celosa, celosa en extremo y por ello mismo no le hubiera sorprendido si se lanzaba contra Krista por ese motivo.
Cuando ella se zafó de su agarre, el chico apretó los dientes y, furioso ahora por la "calumnia" que acababa de levantarle, la tomó con fuerza de los hombros y la llevó contra un muro, haciendo que pegara la espalda contra él, los ojos chispeándole de ira y la voz, cada vez más peligrosamente calma y fría:
- No me doy tanta importancia, solo te conozco y te conozco bastante bien. Conozco lo celosa que puedes llegar a ser y seguramente podrías llegar a peores extremos que lo que pasó hoy por esos celos. Así que, si no fueron celos, habla de una maldita vez y dime que rayos te dijo. No puede ser que no te acuerdes de nada.
Con una de sus manos la agarró fuerte del rostro, poniendo su mano en su mentón y cerrándola en torno a sus mejillas mientras la otra seguía clavada en uno de sus hombros impidiéndole moverse:
- Y en cuanto a las guarras. No sé quien te hizo llegar esa información, pero no me agrada estar con esas guarras tan facilitas, me podrá gustar una o dos, pero tampoco las he tocado, así que cuidado con levantarme esas injurias, maldita sea.

Al parecer el inquebrantable y siempre sereno Slytherin comenzaba a perder los estribos, su mirada ya no era ni la sombra de la habitual sino que irradiaba exasperación, para este momento ni su semblante era el mismo. Cerré mis ojos por un momento, inhale profundamente y sentí el abrupto golpe de energía que se produjo al chocar mi espalda contra la pared, sus manos presionaban firmemente mi cuerpo sin dejarme espacio para actuar, trague saliva y abrí los ojos, nada de lo que pudiera ver podría ser peor de lo que ya había visto, aunque seguía preocupándome la quietud con la que hablaba… Nadie con ese grado de irritación podía hablar con tal tranquilidad, si, al menos para mi hubiese sido mucho mejor que gritara y se desahogara pero a parecer estallaría de otra forma.

Escuche su nuevo reclamo y gire mi rostro hacia un lado, no quería verle, no de ese modo, suspire ante sus palabras y ellas hicieron que me quedase en completo silencio, ¿Qué podía decirle? ¿De que manera podía defenderme?¿Como podía hacer que me creyera? Él tenia un atenuante muy grande en mi contra, mi prontuario de pleitos provocados por celos era demasiado grande como para que el comprendiera que en esta ocasión no había sido ello lo que había detonado lo ocurrido después de clases, jamás aceptaría mi versión de los hechos simple y llanamente por que era mi palabra contra la de ella y para mi desgracia era mas fácil creerle a ella.

- No, si recuerdo algunas cosas pero dudo que me creas pues al parecer estas convencido que fui yo la que busco que las cosas terminaran así – Al sentir su mano en mi rostro y además tomándome con tal fuerza hizo que la ira que ya tenia dentro se intensificara, nadie nunca me había tocado de esa manera y no pretendía dejar que nadie lo hiciera. Con ambas manos tome la suya para liberar mi rostro, luego le di un empujón y aunque sabia que mi fuerza no se comparaba a la de él aquello lo obligaría a retroceder lo suficiente para que dejara de acorralarme contra el muro.

- Me he enterado de la misma manera en la que te enteraste de lo que había sucedido hoy, por si no lo recuerdas esto es un colegio…Maldita sea, aquí todo se sabe, quieras o no, además no creo que esas malditas esclavas sean muy prudentes con la información de sus clientes -

La maldita lo había empujado y lo había alejado de ella... ¡Se había atrevido a empujarlo! ¿Cómo siquiera osaba hacer una cosa así? Tal vez fuese eso lo que desató por completo la verdadera furia de Blaise, que, prácticamente sin pensarlo, metió la mano en el bolsillo de su túnica y sacó su varita, apuntó a la chica y lanzó su maleficio... Un embrujo que, al instante, pareció envolver la herida que ella tenía la mejilla en llamas invisibles porque a pesar de que no se viese nada del otro mundo, la herida comenzó a inflamarse un poco y a emitir un serio ardor y dolor por todo el rostro de la joven, un dolor excruciante que no tenía nada que envidiarle al dolor de la maldición Cruciatus, solo que, a diferencia de éste era un dolor mucho más localizado (solo en el rostro) que general.

Aprovechando el efecto del embrujo, el joven tomó con rapidez de la mano a la chica y prácticamente la arrojó sobre el lecho. Sin perder un solo segundo, se puso encima de ella y clavó sus rodillas a cada lado de su cintura, hundiéndolas en el colchón y apoyando todo su peso en el regazo de ella para evitar que se moviera.
Guardó su varita y volvió a tomarla de las manos, ahora de ambas, procurando aplicar la máxima fuerza de sus brazos para que no las moviera. Él no iba a permitir que Pansy anduviera con las ínfulas de tratarlo como se le diera la gana o de decirle cualquier cosa. No claro que no, Pansy era suya... ¡Suya! Su propiedad y no iba a dejar que una propiedad suya le hablase como si se creyera superior a él mismo. Parkinson podía ser superior a todos los demás, de hecho, Blaise la veía como tal, superior al resto, pero no a sí mismo.
- Creyéndote o no, te estoy dando una posibilidad de hablar, Pansy. - dijo con esa voz que parecía más bien una brisa del Ártico - Y de que ejerzas una defensa sobre la estupidez que has hecho, te aconsejo que no la desaproveches.
Frunciendo el ceño agregó a lo dicho:
- Mi asunto con las malditas putas de Riddle, es mi asunto y ya. No concurro asiduamente ni mucho menos a los servicios de esas zorras, porque son tan fáciles que llegan a aburrir a uno y desear no volver a probarlas jamás, cosa que para tu información hace muchos, muchos meses no hago...- dicho esto inclinó un poco su cabeza para observarla más de cerca ¿Era él o toda la situación tenía cierto tinte... excitante? Ver a Pansy tan a su merced, tan indefensa, no sabía porque pero un ligero calor comenzó a recorrerle el cuerpo, sin poder evitarlo, como poseído por una fuerza ajena a su raciocinio, lamió sus labios de forma pícara para volver a ejercer presión con todo su cuerpo para inmovilizarla. Una vez que lamió sus labios cruzó nueva y sostenidamente sus ojos verdosos con el mirar de ella.

No estaba muy segura de lo que había hecho pero no podía dar marcha atrás, por supuesto que no, si dejaba que Blaise me tratara así ahora, ¿En el futuro que haría? ¿Golpearme?. En efecto el retrocedió unos paso pero su pronta reacción no me dio tiempo de apartarme, solo pude ver la punta de su varita… ¡¿Blaise Zabini me estaba apuntando con su varita?!, sabia que conocía mil hechizos no verbales para crear un campo de fuerza entre el y yo pero el agudo palpito en mi cabeza me impedía poder convocar alguno, una lluvia de pensamientos cruzaron a la vez tratando de salir de mi mente pero fue tarde, un intenso dolor comenzó a brotar desde mi herida y lentamente se extendía por todo mi rostro – Pero que caraj…- La sensación era horrible, quizás descriptible como si mil aguijones ponzoñosos prendidos en llamas calaran cada vez mas profundo en mi piel, y aunque no soportaba un segundo mas aquel martirio no le daría a Blaise el regocijo de ver mi sufrimiento y menos que escuchara el mas mínimo gemido de dolor, soy demasiado soberbia para admitir que el podría llegar a doblegar mi orgullo, no sin hacerle contra.

Debía admitir que era muy ágil, más tomando en cuenta que me encontraba en una gran desventaja, mi mente aun no podía ejecutar solo una idea a la vez y sin mi varita era poco lo que podía hacer, pero si por esa rubia cabeza había asomado la sola idea de que me asustaría estaba muy equivocado, y si, mis posibilidades de lograr oponer cualquier tipo de resistencia eran escasas pero no perdía nada con intentarlo. Apreté mis dientes y clave mi mirada en la de el mientras trataba de zafarme haciendo fuerza con mis manos y mis piernas a la vez.

- No me estas dando nada Blaise y ciertamente no eres nadie para aconsejarme- Respondí con un gélido tono y una mirada que irradiaba una furia inconmensurable.

- Si fuese solo tu asunto y mas nada no te esmerarías tanto en hacerme ver que solo son falsas injurias y que solo te aburre su ligera naturaleza –

Mi pecho se movía violentamente, mi respiración estaba muy agitada y mi corazón parecía que en cualquier momento se escaparía o de plano se detendría pero aquello no me obligaría a darme por vencida, eso jamás.

- Basta Zabini, quítate de encima – Agregue con un tono desafiante, pero lo suficientemente calmado.

Encima y para peor lo desafiaba. Desafío... ¡Ja! ¿Quién lo diría? El hecho de que ella lo desafiara de esa manera le estaba pareciendo aún más excitante dada la situación y la ira y furia fueron reemplazadas por un morbo y una sensación de calor bastante más intensas. ¿Pansy no quería hablar? Perfecto. Él la haría hablar, de eso no le cabía absolutamente la menor duda. Pero ¿cómo la haría hablar? ¿Torturándola acaso? ¿Golpeándola? No, no señor, esos no eran los mecanismos que su cuerpo y su lujuria que iban reemplazando al enojo como si fuera producto de la posesión por un íncubo pedían. De hecho, su rostro se trocó una vez más y de su mirada de basilisco asesino cambió... Una naturaleza mucho más distinta de mirada. Una mirada lasciva, casi perversa, podría decirse que era una perfecta mezcla entre sensualidad, sexualidad y malignidad, como si fuera, precisamente, la mirada de un verdadero íncubo.
- Si te di, querida. Te di la oportunidad de que hablaras... Y ahora te voy a dar otras cosas. Como te niegas a decirme nada de lo que pudo haber pasado por miedo, aparentemente, a que no te crea... Vamos a relajarte un poco para que hables ¿sí? - la sonrisa que tenía se ensanchó un poco más y, apoyando más su peso en su cuerpo para evitar que se moviera, el chico se deshizo de su propia túnica y de su camisa, quedando a torso desnudo totalmente. Se inclinó y una de sus manos fue por debajo de la ropa de ella, acariciando su vientre al desnudo hasta llegar a sus pechos los cuales manoseo por encima del sostén, se inclinó sobre ella, apoyando más su peso en su cuerpo y, mientras con la otra mano la tomaba de los cabellos, la obligó a besarlo. Los labios se fundieron apasionadamente en un beso y luego la boca de él se alejó de la de ella para posarse sobre su cuello el cual comenzó a mordisquear, lamer y besar sin ningún pudor.

Era algo increíble realmente, Blaise había pasado de un estado de total indignación y furia a uno completamente impúdico y libidinoso. ¿Realmente podía excitarle la situación? , ciertamente era enfermizo el solo pensarlo, ¿Quién podría concebir que en este preciso momento quisiera tener sexo?, Por Merlín, no, definitivamente no me prestaría a ser el juguete sexual de Blaise, al menos no concientemente, seria como violar mis propios principios.

Su mirada lo delataba, una mirada descarada y en extremadamente pervertida, pero lejos de excitarme o siquiera comenzar a calentarme aquello provoco que la rabia que sentía se hiciera inmensurable y aquello podía leerse perfectamente en mi mirar, incluso en todo mi rostro. - Y que ¿Me vas a obligar a hablar?... además y solo para que lo tengas claro, no te tengo miedo, no he dicho nada simplemente por que no quiero gastar saliva innecesaria en un tema que no te incumbe – Agregue con un tono solo comparable con la gélida e insensible brisa del Ártico, tan distante y de cierto modo despreocupada, como si ya todo hubiera perdido sentido.

Mi cuerpo seguía prisionero de su fuerza y ahora presa de su inconmensurable morbosidad y lujuria, pero no iba a entregarse así de buenas a primera… ¿Qué hay de mis sentimientos?, al parecer en ese preciso instante pesaban menos que nada. La lascivia lo había desconcentrado y había dejado una de mis manos libres, con ella apoyada en su hombro trate de apartarlo su cuerpo se unió mas al mío con aquel beso, era inconcebible, con mi mano aun libre empuje su rostro apartándolo de mi cuello y sin pensarlo dos veces de di una bofetada y aferre mi mano en el borde del lecho, ello me ayudaba a tener un apoyo de donde afirmarme para poder salir del dominio de Blaise.

La poderosa lujuria que se apropió de su cuerpo disminuyó un poco su raciocinio y no vio venir la bofetada que le dio. La mejilla le dolió por varios minutos luego de recibido el golpe. Eso le devolvió la furia, pero la lujuria que había aparecido no se había ido, absolutamente para nada, por el contrario, pareció acrecentarse. Apretó los dientes y tomó sus manos llevándolas hacia arriba, obligándola a que uniera las manos, con rapidez sacó la varita y le apuntó a las manos de ella, uniéndolas a través de una cuerda que la maniató, volvió a guardar su varita.
- Me incumbe, condenada zorra. Claro que me incumbe... ¡Quiero saberlo! - le dijo con un tono que no gritaba, pero que si era firme y autoritario.

Llevó sus manos a la falda de ella y se la quitó con rapidez, casi arrancándosela mientras le iba desabotonando la blusa, hasta dejarla a torso desnudo, tan solo con el sostén cubriéndole los pechos. Llevó sus manos a ellos y comenzó a acariciarlos por sobre la tela, a masajearlos con énfasis y sin absolutamente nada de pudor, bajó con su boca al cuello de ella y, con lascivia y el toque más lujurioso que pudo le mordió el cuello intensamente, lo hizo de una forma tan fuerte que incluso le sacó algo de sangre, el líquido carmesí que terminó en su boca lo excitó extrañamente, ejerció un fuerte influjo sobre el y no pudo evitar una fuerte erección mientras se apoyaba con fuerza en ella para pegar su entrepierna a la ajena.

Desde siempre había odiado estar dentro de un pleito cuando mi mente no trabajaba como debía, y en esta ocasión además me jugaba en contra la falta de energía que había sufrido a causa del todo lo ocurrido durante la semana, pero todo aquello no hacía que mi orgullosa mente me dejara recordar todo o parte de lo que había sucedido y por desgracia sabía que si no le decía algo convincente a Blaise, este no me dejaría ir aunque todo lo que ya estaba pasando me decía que le dijera o no, no me libraría de él.

Cerré mis ojos e intente no dejar que manejara mis brazos pero fue inútil, sentí su fuerza animal ejercida en todo mi cuerpo y luego me percate de como aquella gruesa cuerda rodeaba mis muñecas, enredándose en ellas apretándolas cada vez más, impidiéndome cualquier mínima oportunidad de defenderme. Un violento escalofrío recorrió mi cuerpo, casi prediciendo lo que pasaría, sin duda Blaise estaba cegado por la lujuria y la ira, pero aun así no rompería mi orgullo… No hablaría solo porque su actuar era violento y casi brutal.

- ¿Me llamaste zorra?... Zorras tu amigas y tus putas del calabozo – Respondió de manera firme y con el mismo tono desafiante y orgulloso que había mantenido a lo largo de la “conversación”.

Rápidamente se deshizo de mi indumentaria, movimiento bastante lógico dada la situación. Mordí levemente mi labio inferior al sentí como sus manos mis pechos y sus belicosos dientes sobre mi cuello, sabía que en algún momento se descuidaría, solo necesitaba un pequeño descuido para darme un poco más de tiempo, así que me quede inmóvil por un momento dejando que se sintiera amo y señor de mi cuerpo rebelde.

Incontables segundos pasaron y su impudicia por un segundo pudo más que su fuerza, su miembro parecía dispuesto, así bien abrí mis piernas dejando mis pies bien apoyados sobre el lecho y comencé a moverme suavemente haciendo que su entrepierna y la mía se frotaran mutuamente, mis manos aun prisioneras de la soga fueron hasta su pecho, aquel era mi impulso. Respire hondamente e hice fuerza con mis manos y mis piernas a la vez, la mullida cama fue mi aliada, in pequeño revote me dio el suficiente espacio para alejarme un poco de él. Solo usando mis piernas avance hasta el borde del lecho, quedando sentada sobre la almohada y con mi vista fija en él.

- Pues vas a tener que quedarte con las ganas, porque no pienso decirte nada… Y quítame las cuerdas que me están haciendo daño-

Condenada Pansy... Había luchado por escapar de sus garras y lo había logrado, pero no por mucho tiempo, Blaise se aseguraría de eso. Lejos de acceder a sus peticiones, la tomó con fuerza de la cintura con ambas manos y la volvió a dejar sobre la cama, pero esta vez ejerciendo la máxima de las fuerzas con todo su cuerpo para que ni siquiera pudiera moverse. Cuanto mayor se resistía, mayores eran las ganas y el inmenso deseo que embargaba la mirada de Zabini. No, no iba a dejarla escapar indemne, no iba a hacerlo.
- Cállate de una puta vez y solo goza.- le dijo mientras se relamía de forma lasciva y acarició suavemente su feminidad por encima de sus bragas con una mano mientras la otra acariciaba sus pechos con fuerza, y mantenía su torso contra la cama, aplicando esa misma fuerza para evitar que hiciese intentos de escapar.
Con la mano que le acariciaba las bragas termino por quitársela y luego llevó ambas manos a sus muslos, separando sus piernas ampliamente tomándole de las mismas con una fuerza irresistible que las atenazaba e inmovilizaba para evitar que se moviera. Al observar su feminidad al aire libre, no pudo evitar relamerse lujuriosamente, y, antes de que ella pudiera hacer nada, y sin previo aviso, hundió su cabeza entre las piernas de ella y besó los labios de su feminidad, los lamió e incluso penetró con su lengua profundamente en el interior de su intimidad.

El muy maldito había hecho caso omiso a mis palabras… ¡Demonios! Parecía que ni siquiera me escuchaba el muy desgraciado, al parecer solo pensaba en… Claro, el muy infeliz solo pensaba en cogerme… como siempre, solo pensaba en sexo y al parecer mi resistencia solo ayudaba a que su impúdico deseo lujurioso se acrecentara y lo cegara por completo pero, que podía hacer yo en ese momento, no podía dejar que se saliera con la suya pero cualquier intento que hacia me salía peor y cada vez se tornaba mas violento.

- No, Blaise, suéltame – dije inconscientemente sin poder evitar gritar al sentir sus manos en mi cintura y ver cómo me arrastraba nuevamente, y contra mi voluntad, a la cama trague saliva y lo mire con algo de temor y sumo odio… ¿Cómo demonios quería que gozara si era algo que yo no quería hacer?. Trataba de moverme, con todas mis fuerzas intentaba liberarme de sus garras pero mis intentos solo lograron agotarme, pero no me rendiría así de fácil. – No voy a cerrar la boca a menos que me la cierres… ¡Suéltame, suéltame! –, si, quien podría escucharme, todos estaban en el comedor… Pero no cerraría la maldita boca.

Un sonoro gemido emergió de mis traicioneros labios…¿Me estaba excitando?, no, aquello no podía ser, ciertamente aquello era solo producto de sentir como sus labios atacaban sin pudor alguno su indefensa intimidad – Ya basta – musite con un tono casi de súplica, y odiaba de sobremanera que se hubiere escuchado tan estúpidamente débil.

Blaise sabía que la maldita no le haría caso y no se callaría... Lo sabía muy bien. En el fondo, muy en el fondo, el joven rubio se sentía extremadamente mal por lo que estaba pasando, pero no podía controlarse, era como si el espíritu de la Lujuria hubiese tomado propiedad de su cuerpo y no se quisiese salir de él por nada del mundo, por muchas súplicas que Pansy hiciera.
El sabor de su feminidad era... Merlín, no sabía como describirlo pero era delicioso, era un sabor que, lejos de ahuyentar a su lujuria la alimentó más... Mucho mucho más. Su boca se perdía en la feminidad de ella, besaba sus labios, incluso los mordisqueó muy ligeramente, prácticamente solo dando un pequeño cosquilleo con sus dientes... Cuando oyó los gemidos que ella emitía entre sus gritos, sonrió... Gemidos, lo estaba disfrutando entonces... Se relamió y atacó su feminidad con más énfasis y aplicando aún más fuerza sobre sus piernas para evitar que se moviera. Lamió y dio atrevidos lengüetazos a su clítoris, para estimularlo con total lascivia y atrevimiento. Luego volvió a su entrada y su lengua se perdió hasta en los rincones más profundos, en los recovecos más recónditos de la intimidad de la chica. Pero esta vez las lamidas que daban eran de una naturaleza más intensa, más pasional, más profunda si se quiere. Ella se resistía a gozar, a disfrutar... Él la obligaría a hacerlo si tenía que, intensificó los sendos ataques orales que hacía en la zona más íntima de ella mientras acariciaba sus muslos con fuerza, hundía su lengua una y otra vez en su feminidad y la miraba con una mirada que destilaba lujuria y concupiscencia .

- Blaise por favor ya basta, no quiero hacer esto – era oficial, había entrado en un franco estado de desesperación con una cuota de pánico, no sabia como demonios debía reaccionar o que tenia que hacer si ya todos mis intentos de escapar habían fracasado de la peor manera. Mi espíritu y mi orgullo estaban quebrados, luchaba con mi cabeza para no ponerme a llorar en ese instante y peleaba con mi cuerpo para que no le diera a Blaise la satisfacción de saber que aunque conscientemente mi cabeza no soportaba lo que estaba pasando mi cuerpo lentamente cedía ante sus estímulos.

Intente mover mis piernas pero sus manos las apretaban con tal fuerza que me daba la sensación que en cualquier momento sus dedos se encontrarían a través de mi piel. El dolor que en ese momento sentía era inigualable por que no solo era el dolor que sus manos le causaban a mis muslos sino también el pesar que me provocaban sus acciones. Con mis manos aun atadas trate de alejar su rosto de mi intimidad pero era inútil, él estaba completamente perdido en ella, era como si no pudiera escuchar o pensar en otra cosa que no fuera eso.

Maldición... Las palabras de Pansy, sus súplicas... ¡Mierda! Como alimentaban su libido, simplemente lo excitaban cada vez más y más. Observó a la chica de arriba abajo y se relamió. Por Merlín, que buena que estaba. Que hermosa que se veía totalmente sometida y sumisa a sus deseos. Sonrió y acercó su mano a las mejillas de ella y se las acarició suavemente mirándola a los ojos con una mirada que destilaba pura lujuria, le dijo:
- Tranquila hermosa... Tranquila. No es necesario que tú hagas nada, dejámelo todo a mí. - dicho esto el joven movió su varita y se deshizo de sus últimas ropas, quedando totalmente desnudo al igual que ella. Su erección era total, el chico pegó su miembro a la feminidad de ella mientras seguía mirándola de manera lujuriosa. Por el amor de Merlín, que delicia, como iba a gozar de ella. Siguió apretando con sus manos los muslos de ella y le forzó a separar las piernas una de otra, dejándola totalmente abierta, se volvió a relamer nuevamente y, posicionando bien su miembro cerca de la feminidad de ella, la penetró, la penetró muy intensamente, llegando al recoveco más profundo de su feminidad mientras sus manos recorrían sus pechos y los acariciaban con fuerza, como queriendo perder sus manos en ellos, degustándolos completamente con el tacto.

Al sentir sus manos en mi rostro rápidamente aparte lo mas que pude mi rostro de ellas, simplemente no quería que me tocara, no de ese modo. Sus palabras eran… ¿Tranquila?... Como demonios podía estar tranquila si la persona a quien amaba y en quien confiaba me estaba haciendo ello, aun no podía creer como Blaise Zabini, uno de los más centrados Slytherins había llegado a perder el sentido de tal manera. Su mirada, su tacto, su voz… En ese momento se había convertido en un completo desconocido, un desconocido al que le tenia miedo y algo de vergüenza.

Mis piernas agotadas de tanto pelear contra la fuerza que ejercía Blaise cedieron con gran facilidad y se abrieron su entera disposición, cerré los ojos con fuerza pues sabia de sobra lo que vendría a continuación. Un profundo y ahogado grito salió de mis labios al sentir que su miembro se abría paso dentro de mí… Si, ya habíamos estado juntos antes, pero el miembro de Blaise era desmedido en comparación a la media promedio de los hombres y para poder estar con el mí excitación debía ser vasta, y sin duda ahora estaba muy lejos de sentir un ardor siquiera semejante. Pensé en volver a suplicarle que parara con todo ello y me dejara pero ¿De que serviría si sabia que no me escucharía?

Todos los seres humanos son, en la medida de lo posible, unos monstruos. Todos tienen el alma y el pensamiento dividida en ciertas partes. En circunstancias normales, la parte racional del ser domina a las demás, domina los placeres, las perversiones, esconde y somete todas las monstruosidades que el vicio es capaz de hacer... Por desgracia, tanto para Pansy, como para él mismo, el monstruo de Blaise era el que dominaba en este preciso momento. La gran cantidad de circunstancias, como la ira por sentirse humillado por su actitud contra Krista, el desafío perpetuo que ella parecía oponerle cuando intentó razonar, y las injurias que levantó contra él en lo referente al tema de las esclavas hizo que su rabia estallase como una bomba y que el monstruo se liberara. Y no era golpeándola o haciéndole un daño físico como expresaba esa rabia... El objeto principal de la violación era saciar sus propios apetitos lujuriosos cierto, pero también tenía otro: dañarla moralmente. El monstruo horrible que habitaba en la parte irracional de la mente de Blaise quería quebrantar el orgullo de ella, destrozarlo, pulverizarlo hasta que no quedase de él más que el recuerdo.
Sin detenerse un momento, el joven comenzó a moverse de atrás hacia adelante, de manera lenta pero constante. Su idea no era hacerla sufrir físicamente, su idea era hacerla gozar físicamente, para que su temple y fortaleza moral cayera con más rapidez y menor justificación ante los embates del placer. Por ende, sus penetraciones se volvieron suaves, pero esa misma suavidad multiplicó el placer que podía otorgar, al no penetrar tan profundo, sus dedos a su vez comenzaron a invadir su clítoris para causar una mayor excitación y humedad en la zona.

Suspire profundamente llevando mi mente lejos, muy lejos de allí. Solo pensaba en que debía asumir que todo en mi estaba roto, mi orgullo, mi dignidad, mi fortaleza, todo aquello de lo que siempre me había jactado y que tanto tiempo me había llevado forjar… Nadie nunca… ni siquiera Malfoy había logrado desmoronarme de aquel modo… Y pensar que todo había ocurrido por algo que estaba en mi mente pero aun no logra hilar como una historia completa, demonios … solo eran imágenes vagas que pasaban por mi memoria sin decir nada concreto.

Cerré mis ojos y suspire al notar como sus movimientos se volvían suaves, lentos y en extremo placenteros, sin duda en bajo otra perspectiva hubiese sido el momento ideal, Blaise siendo delicado y yo excitada a mas no poder, besándolo, acariciando y disfrutando al máximo del acto, lleno de pasión, lujuria, ardor, entrega y todo aquello que Blaise me hace sentir cuando nuestros cuerpos cedían ante la pasión y se entregaban mutuamente, pero desgraciadamente en estos momento no tenia el animo ni las ganas de hacer nada.

Quizás podía controlar mi mente, pero mi cuerpo era un tema muy aparte… Mi corazón se aceleraba debido a sus movimientos, mi respiración se volvía más rápida y de mis labios brotaban sendos gemidos, no por que disfrutara del momento o de lo que Blaise hacia sino por que mi cuerpo estaba reaccionando a su estimulación ¿Y como no?, él era un experto en todo lo referente al sexo, no podía culparme o cuestionarme por ceder, de cierto modo a sus encantos.

El joven se mordió levemente el labio inferior al escuchar más fuertes los gemidos de ella... No era ninguna novedad para él que el cuerpo, el maravilloso cuerpo de la chica estaba siendo dominado por los estímulos precisos y certeros que él le ofrecía. Y Blaise continuaría ejerciendo dichos estímulos, no se detendría no solo hasta que su cuerpo cediera totalmente y comenzará a gemir como una verdadera puta. El seguiría, seguiría hasta romper la resistencia de su mente, seguiría hasta que incluso en su fuero interno pidiera ser suya, para dejar totalmente en claro quien sometía y quien era la sometida. Además ¿que mejor que una placentera lección más que una tortuosa?
Para lograr su objetivo, ahora que aprovechaba que sus movimientos suaves habían ayudado a excitarla y a lubricar su feminidad comenzó a alternar... Alternaba movimientos suaves y acompasados con sus acostumbrados movimientos fogosos e intensos. Era una mezcla perfecta de suavidad y ardor. Parecía dominar ambos elementos a la perfección para conjugarlos en un único movimiento especialmente placentero, dedicado a derribar cualquier resistencia, a intentar someterla bajo el poderoso yugo del placer mientras sus manos continuaban atacando su clítoris, pero esta vez lo hacían de una manera más aguerrida, en contraste con los movimientos alternados, la estimulación de su clítoris era feroz con el objetivo de dispersar la mayor cantidad de placer por el cuerpo de ella.

La maldita lucha que entablaba con mi cuerpo parecía acabar, ya no había nada en el que pudiera salvar, que pudiera rescatar de ser arrebatado... todo en mi estaba destrozado y lo que mas me dolía era que el había pisoteado mi orgullo como quien pisotea un tapete de bienvenida, un insecto o un simple escalón y para mas desgracia ya no podía aguantar, ¿Y quien podía culparlo? estaba cansado, realmente agotado de todo y se rehusaba a seguir peleando contra lo inevitable, suspire hondamente entregándome por completo al deseo de Blaise, pude darme cuenta que mi cuerpo había caído por completo ante sus movimientos, si finalmente había caído victima del deseo, mi inherente lujuria y la pasión contenida por tantos días me jugaban una mala pasada y a mala hora se les había ocurrido despertar del todo... Claro, ¿Quien no se despertaría con semejante estimulo?, ayudada por el ardor provocado por la situación y agregando el sutil salvajismo que impregnaba Blaise a cada penetración, a cada maldita embestida.

Cerré mis ojos, y ya sin ánimos de seguir debatiéndome entre lo que decía mi cabeza y lo que gritaba mi cuerpo, suspire una vez mas pero en esta ocasión no hice intento alguno de ahogar aquel gemido dentro de mis labios, por el contrario... solo lo deje salir, dándole a Blaise lo que tanto había esperado y aquello que elevaría su egocentrismo a un nuevo nivel. Relaje mi cuerpo, ya no tenia nada en mi mente, no había nada mas en que pensar, solo podía dejar ello a mi subconsciente... Instintivamente comencé a moverme en forma tal de complementar sus lascivos movimientos.