Ejercicio a la orilla [Pansy] +18

Recuerdo del primer mensaje :

Era una templada mañana de septiembre. Si, los primeros días de ese mes luego de comenzar un nuevo año en Hogwarts, un año tal vez decisivo dado que sería el último que pasaría allí... El clima estaba caluroso y, a pesar de que ese mes ya sería la bienvenida al ventoso otoño aún quedaban algunas reminiscencias del caluroso verano, de hecho, ese día en particular hacía bastante calor a pesar de que en ese mismo momento era de mañana.
Blaise se encontraba caminando por el borde del Lago, se había despertado bastante temprano y había abandonado la habitación y la sala común en silencio, prácticamente ninguno de sus compañeros se había levantado, pero eso no tenía ninguna importancia para él, igual le daba si lo hacían como si no, nunca había necesitado demasiado de los demás para estar feliz y pleno. Bueno, si, en ocasiones de Pansy, pero esa era otra historia.
Salió del castillo luego de tomar un frugal desayuno consistente de unos cereales y un vaso de jugo de calabaza fresco y salió a los Terrenos, allí enfiló decididamente hacia el Lago, su lugar favorito en esa zona de Hogwarts, tenía ganas de hacer ejercicio, los partidos de Quidditch se vendrían encima en pocas semanas y no tenía que dormirse en los laureles, ya practicaría ese deporte para estar listo, pero antes tenía que ejercitar su cuerpo para, de igual forma, estar listo para cuando tuviese las prácticas.
Al llegar a la orilla aspiró un poco de aquel cálido y puro viento veraniego que recorría la zona, para luego internarse en un bosquecillo de pinos que crecía no muy lejos del cuerpo de agua.
Una vez allí, se deshizo de su túnica de Slytherin quedando en una camiseta verde oscura sin mangas, un poco ajustada al cuerpo y trocó con magia los jeans por unos pantalones algo más adecuados para la gimnasia.
Comenzó por hacer abdominales... Estuvo largo rato ejercitándose de esa forma, para luego pasar a hacer otras cosas. Hizo lagartijas poniéndose boca abajo, trotó un poco por la espesura, aplicó magia sobre unas rocas para hacerlas más pesadas, tomarlas y con ellas ejercitar sus bíceps e hizo todo tipo de otros ejercicios físicos, para al fin, luego de bastante rato de andar haciendo esas cosas, terminar recostado sobre el suelo. Su cuerpo estaba lleno de sudor, con la tela de la camiseta húmeda y pegada a su torso y sus cabellos en el mismo estado y pegados a su frente. Suspiró, con algo de cansancio y se estiró en la tierra. En ese bosque tendría algo de privacidad... O al menos eso pensaba hasta que oyó un sospechoso ruido entre el follaje que lo puso alerta ¿Alguien lo habría estado observando?

Por Merlín, a cada segundo me sentía más nerviosa, afligida, casi parecía que había olvidado todo lo que sabia referente al sexo… como si hubiera olvidado que era ser tocada por las cálidas manos de un hombre, mi cuerpo temblaba sintiendo esos pequeños espasmos que te dicen que de mas de un modo tienes miedo ¿Y como no? Si solo tenia que ver el tamaño del miembro de Blaise para saber que no me estaba enfrentando a un hombre cualquiera , vale, si era verdad que en mis tiempos me había cogido a más de la mitad de la población masculina de Slytherin, bueno no… A todos, exceptuando a Theodore y al mismo Blaise sin contar a unos cuantos Ravenclaw pero nunca, jamás me había topado con alguien a quien realmente quisiera y que tuviera aquellas proporciones.

Cerré mis ojos y mordí mis labios al sentir como sus manos acariciaban de aquella forma mi intimidad, sentía como el calor de mi cuerpo aumentaba con gran rapidez, a pesar del nerviosismo que me recorría mi cuerpo pedía estar con el de Blaise, era una lucha entre mi mente y mi cuerpo, no por que mi mente me dijera que no lo hiciera, sino que ponía ciertos obstáculos en el camino. Abrí mis ojos y con mi mano aparte la suya de mi intimidad, luego lleve mis manos a su rostro haciendo que este se separara de mis pechos y así poder mirarlo a sus hermosos iris –Estoy… lista- dije con una voz poco usual en mi, una voz temblorosa y casi en un susurro.

Ante las palabras y los movimientos de Pansy, y su expresión, Blaise comprendió que, esa primera vez con ella debía ser suave, o por lo menos al comienzo hasta que se acostumbrara. Lo había hecho con demasiadas chicas (especialmente Slytherins) como para notar las señales de una mujer en el momento del acto... Y las señales que Pansy le otorgaba parecían informarle que la chica tenía cierto temor, el temor de una virgen, podría decirse.
Le acarició levemente la mejilla y le sonrió con una mezcla de amor, ternura e impudicia que daban como resultado una de las sonrisas más atractivas y radiantes que le había dirigido jamás.
- Perfecto, mi amor... No voy a hacerte daño...- el joven agradecía que la feminidad de ella estuviera ampliamente excitada o sino las cosas podrían haberse llegado a complicar un poco, colocó su miembro completamente excitado muy cerca de la intimidad de ella y amplió esa sonrisa atractiva para luego comenzar a penetrarla. Su miembro viril se abrió paso por el estrecho camino, sintiendo la delicada y placentera presión de sus cálidas y húmedas paredes. Continuó penetrando, horadando, investigando con su hombría cada nuevo territorio, antes inexplorado, de la más profunda intimidad de ella, gozando enormemente con estos descubrimientos, todas las demás chicas que habían pasado por su cama quedaron olvidadas completamente, ahora sentía que Pans parecía ser la primera a la que tocaba dado que nunca antes había sentido una sensación tan gratificante al explorar un cuerpo femenino como lo estaba haciendo. Lanzó un hondo gemido de placer mientras comenzaba un suave vaivén y sus manos acariciaban sus pechos al desnudo.

Por alguna extraña razón sus gestos, su mirada...sus palabras me parecieron sinceras y algo protectoras he de admitir y aun cuando, quizás, el ni siquiera había pensado en manifestaras en aquel sentido a mi me lo parecieron, sinceramente al oírlas a era como si dentro de ellas estuviese escondido un contrato verbal que estipulaba que el no me haría daño, el solo escucharle me daba la seguridad de que ademas de no hacerme daño, el no dejaría que nada me pasara... Cosa extraña por que jamas había necesitado de alguien que cuidase, es mas jamas había sentido que alguien me expresara tanto en tan pocas palabras, era el primero que me hacia sentir segura, querida y... si, era el primero con quien lo haría entregando mas que solo mi cuerpo. Algo me decía que con el las cosas serian mucho mas distintas de lo que habían sido hasta el momento.

Mire fijamente sus iris, aquellos ojos verdes que desde niña se me aparecían en sueños y que me encantaban estaban allí, tan cerca... Mis manos fueron hasta sus mejillas haciendo algo de presión en ellas haciendo que su rostro se acercara al mio y poder pegar mi frente a la suya, luego lentamente mis manos descendieron acomodándose en sus hombros. Cerré mis ojos, suspire hondamente y mantuve la respiración por unos segundos notando como su prominente miembro se abría paso lenta y placenteramente dentro de mi ya húmeda intimidad, al tiempo que un suspiro entrecortado brotaba de mis labios...Un gemido tímido, tembloroso, tal y como si fuera la primera vez que alguien exploraba esa zona de mi cuerpo, lentamente e inconscientemente comencé a moverme, meneandome sutilmente, apoyando aquella primera penetración.

¿La verdad? Era extraño... Muy extraño. Había tenido sexo en innumerables ocasiones anteriores, desde los catorce años que despertó su libido sus años en Hogwarts en ese aspecto habían sido de lo más tumultuosos y movidos y prácticamente no había chica en Slytherin (excepto Pansy, Astoria, las muy menores y algunas otras) que no hubiera probado en el lecho, y nunca, jamás, se había sentido como se estaba sintiendo en ese momento. Una extraña mezcla de alegría, enorme afecto y libido lo embargaban, sumado a un celo y cuidado especial en lo que hacía que, prácticamente, no había tenido con ninguna otra chica nunca.

Perderse en los ojos oscuros de ella era una maravilla, era completamente único y mágico, lo hacía sentirse sumamente especial ya que veía en ellos reflejado todo el amor y el cariño que sentía por él. Y él sabía que transmitía igual sensación de amor, porque eso era lo que sentía su corazón: verdadero amor y afecto por la joven que tenía tan cerca, a la que tanto había deseado.
Siguió penetrándola hasta que su miembro tocó el fondo de su intimidad. Lanzó un sonoro gemido de placer al notar esto y continuó con el suave vaivén que había emprendido, pero ahora se dio el lujo de hacer que esa penetración comenzase a aumentar de ritmo gradualmente, sus besos comenzaron a tener un toque de lujuria perversa mezclada con suavidad amorosa y los manoseos en sus pechos se volvieron mucho más descarados, toqueteándolos sin pudor y pellizcando y endureciendo sus pezones de la manera mas lasciva que podía hacerlo. Su boca viajó a su cuello y lo mordisqueó dejándole sendos chupones.